Para el quemadense Pedro Humberto Pérez Ruiz (6 Diciembre 1942) la jubilación no ha representado un momento difícil pues ha encontrado, junto a los quehaceres habituales en el seno familiar y en el barrio, un gran placer en la confección de objetos artesanales.La relación con las creaciones no viene de la nada si se tiene en cuenta que dedicó parte de su vida al sector agropecuario, tiempo en el que se vinculó con la caña brava, la güira, las semillas, los cocos, los pinos y otros elementos naturales que él mismo recoge y le sirven de materia prima para materializar sueños que tuvo desde pequeño.
En el hogar lo encontré con varios miembros de la comunidad quienes participan en algunas creaciones, aportando ideas, pintando, cortando, creando. Así pueden verse niñas, niños y hasta personas mayores, entre las que sobresale su esposa desde hace 20 años, Ada Rodríguez Otero.
Orgulloso se siente Pedro Humberto Pérez Ruiz cuando habla de sus dos hijos: Jaime y Jesús, ambos Instructores de Arte; los dos le estimulan a trabajar más y mejor porque son parte del JURADO que evalúa lo que hace en los ratos libres, sobre todo por la noche y los fines de semana.
Feliz se siente también porque en su casa recibe a muchos visitantes que aprecian su labor y también porque varios de sus objetos artesanales los entrega a estudiantes y centros educacionales para exposiciones o simplemente, para regalos pues “nunca he comercializado ni uno de mis sueños”, apunta Humberto.
Humberto demuestra que nunca es tarde para aprender, para hacer bien, si la vida se toma con optimismo y amor.
Dice Mayra que todos los días “conversa” con este Platicerio, el más exótico ejemplar del área, admirado por cubanos y extranjeros que visitan su hogar en la calle Cuarta del este.
